El barro de la espera,
en la parada del colectivo sesenta.
Las telarañas en las esquinas
de tus recuerdos.
La sombra del ombú y la de tu ausencia
entablan un diálogo sordo
de chacareras muertas.
La pregunta insistente
y la respuesta previsible;
tenia ochenta y cinco años,
dos más que mi viejo.
Darse manija, para sufrir
al pedo y por anticipado,
en el día de tu cumpleaños.
domingo, 9 de septiembre de 2007
Muerte
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