sábado, 29 de agosto de 2009

Eventos virtuales

No sé sabe qué pasó, pero no llegó nadie, ni una sola persona. Si así como suena, o mejor dicho, eran cuatro: Puck, Paddy, Ingrid y Verónica; los organizadores.

Puck, propuso apostar cuanta gente vendría; en voz alta Verónica predijo que vendrían 30 personas, pero para sus adentros, pensó que ninguna. Paddy prefirió la equidistancia del término medio y dijo 15.

Ingrid, se entusiasmó con todos los pequeños detalles de la decoración en la planta baja del bar Juno. Filmó los preparativos previos, incluyendo una entrevista a la organizadora, en la que esta explicaba la finalidad del evento, y los propósitos de la ONG, además de dar la bienvenida a las numerosas participantes que seguramente asistirían al flamante evento.

Paddy, se desvivía por lucir imbatiblemente inteligente en todo momento; supervisaba todos los detalles, daba órdenes a diestra y siniestra, liberando al pequeño dictador que llevaba dentro. Irritado, por la ausencia de música en la parte de abajo del local, exigió a Verónica que solucionase enseguida ese fallo garrafal.

Verónica, aguantó estoicamente los embates del pequeño Hitler, que arremetía contra la susodicha, en un intento de deslucirla a cualquier precio. Pensaba que no debía amargarse, al fin y al cabo, el evento que ella organizaba, no le interesaba en absoluto, y menos aun el concepto que Paddy pudiese tener de ella.

Después de preparar las cuatro mesas, donde las participantes dejarían las prendas que querían intercambiar, y colocar los folletos explicando la finalidad caritativa del evento; decidieron tomarse un respiro de tan ardua tarea, con un almuerzo en el piso de arriba del local. Era un mediodía soleado de domingo, un regalo siempre bien recibido en Londres.

Puck, sugirió dejar el reparto de volantes para después del almuerzo, ya que no habían podido promocionarlo el fin de semana anterior, como habían programado, debido a un virus molesto que se había instalado en su estómago, y lo hizo disfrutar de las delicias del NHS (*) por unos cuantos días .

Ingrid observó que teniendo en cuenta que el evento empezaba a las tres y era ya la una y media, no merecía la pena intentar convencer a nadie de que asistiera, ya que no tendrían tiempo de traer ninguna prenda para intercambiar.

Paddy aseguro que como mínimo vendrían una veintena de personas, que eran las que habían confirmado su presencia en Facebook, y que realmente era una medida totalmente innecesaria en estos tiempos virtuales.

Verónica se preguntó mentalmente porque diablos se habría pasado dos días enteros diseñando los volantes, imprimiéndolos y recortándolos.

Todos estuvieron de acuerdo en descartar el reparto de volantes.

Pasadas las dos de la tarde, todos se dirigieron nuevamente a la planta baja, se sentaron en los sillones retro de respaldos mullidos y abotonados. Puck empezó la discusión sobre cómo debía desarrollarse el evento. No se ponían de acuerdo; Verónica opinaba que debían traer solo una prenda para intercambiar, Paddy refutaba la idea, diciendo que como pagaban una entrada, tenían derecho a cambiar tantas prendas como habían traído. Verónica, contraatacaba con razones matemáticas de peso, que impedirían el intercambio de hecho. Puck prefería un “speed swapping”, a Ingrid y Verónica, no les terminaba de convencer la idea. Ingrid pensaba que eso podía funcionar entre amigas, pero entre desconocidas, era mejor evitar el contacto físico. Verónica dijo que preferiría no saber de quién era la ropa, Puck insistió que un “speed swapping” sería más divertido e informal.

Finalmente, Puck ganó por cansancio y por desconocimiento de todos los organizadores que jamás habían asistido a un evento de este tipo. Se sentaron todos a esperar la llegada de las primeras asistentes. Nadie iba a llegar puntualmente claro está, comentó Puck a las tres y diez.

A las tres y veinte Puck se puso de pie y empezó a andar por la acera de Juno, oteando el horizonte, algunas mujeres con bolsas en la mano, pasaron de largo, desdibujando la falsa ilusión de su cara.

A las tres y media una de las camareras del establecimiento, se acercó a preguntar a qué hora empezaba el evento, Puck le dijo que a las tres.

A las cuatro menos cuarto decidieron irse, no merecía la pena perder más tiempo, nadie iba a venir, aunque Facebook predijera lo contrario.

(*) NHS: Servicio público de salud en el Reino Unido